Burbujas de placer
<!DOCTYPE html><html><head></head><body><p>Descorchar una botella de champagne ya es todo un acontecimiento y un motivo para celebrar</p></body></html>
Por Verónica Gurisatti
El mercado de espumantes es el que más novedades nos ha traído en los últimos tiempos, hoy existen más de 600 marcas y su consumo sigue creciendo. Antes sólo se vendían en forma estacional pero ahora se consumen durante todo el año y actualmente los Extra Brut son los que más se venden, después de los dulces. La categoría se ha ampliado y el abanico de ofertas es cada vez mayor, desde los distintos métodos de elaboración hasta las variedades de uva y las nuevas presentaciones pequeñas.
¿Es realmente imprescindible un champagne para una celebración? Sí. Por eso, a fin de año nos dejamos tentar por espumantes de acento ácido en todos sus estilos (blancos o rosados, con método charmat o champenoise, Brut, Demi Sec o Extra Brut) ya que hay un sinfín de alternativas. Lo importante es elegir aquellos en los que predomine la fruta, la elegancia y la cremosidad. Todos llenan de frescura el paladar y producen sensaciones infinitas que van de las más simples y refrescantes a las más inolvidables.
Al tomarlos son frescos, frutados, ligeros y agradan al instante. Además, pocos vinos ofrecen una gama tan amplia para elegir. A pesar de que fueron los franceses quienes elevaron la producción del champagne a la categoría de arte, fueron los antiguos romanos quienes plantaron los primeros viñedos en la región francesa de Champagne. Sin embargo, recién en el siglo XVII, con la sofisticación de los métodos de producción, el champagne empezó a ser aceptado por la aristocracia.
Más que otros vinos sin burbujas, le añaden a cualquier reunión un clima de celebración y acompañan todas las ocasiones y comidas (siempre y cuando elijamos el adecuado). Cada productor tiene la posibilidad de dar a sus cuvées un carácter personal mediante la mezcla de variedades, vinos procedentes de distinto origen y de diferentes edades, así como la dosificación. Por eso hay tanta diversidad y existen espumantes frutados, maduros, dulces, secos, jóvenes y más desarrollados.
Maridajes con espumantes
A medida que el sabor, la consistencia y la intensidad de los platos se hacen más fuertes, también el espumante debe presentar más estructura y complejidad.
Extra Brut: Aunque se aprecia mejor como aperitivo acompaña con estilo quesos suaves, hongos estofados o foie gras. Son perfectamente válidos para toda una comida de principio a fin y la frescura que provocan los convierte en la mejor elección para pescados, mariscos, ostras frescas y sushi.
Brut: Es ideal como aperitivo y para acompañar terrinas de pescados, pastas con frutos de mar o postres helados. Un Brut algo más vigoroso acompaña mejor caviar, langosta, mejillones al curry, vieiras saltadas y comidas agridulces y exóticas como la tailandesa o la cocina italiana moderna.
Rosados: Resultan muy recomendables para acompañar platos principales como ceviche, anticuchos, salmón a la plancha, tiraditos, hamburguesas vegetarianas, pulpo a la plancha, todo tipo de mariscos y sushi.
Demi Sec y Dulces: son los indicados para prolongar las cenas y para acompañar frutas secas y frescas, postres helados, tartas y postres a base de frutas tropicales.
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