Tintos sofisticados para atesorar

Una de las principales virtudes que debe ofrecer un gran vino es la capacidad de evolucionar en el tiempo, pero a la vez poder ser consumido en su juventud. Poca gente piensa en los vinos solo para la guarda, la mayoría desea tener botellas listas para el descorche que aseguren un buen añejamiento. Para lograr estos vinos, los winemakers trabajan con dedicación sus vinificaiones y posterior maduración de los vinos - en algunos casos en roble, en otros en hormigón -, hasta lograr el carácter y las texturas necesarias. Para quienes aman este tipo de vinos, la Selección Insignia BONVIVIR de febrero llega con buenas noticias y tres vinos ideales para beber hoy o bien dejar unos años en la cava.

Alma Mater Malbec 2018 es una creación de Santiago Achával y Pablo Martorell a partir de un viñedo de Los Chacayes, Valle de Uco. Criado en barricas de roble francés de segundo uso, durante 12 meses, resulta un Malbec intenso y carnoso de color rojo violáceo, concentrado y profundo. Despliega aromas intensos de frutos rojos y negros como cerezas, moras, arándanos y ciruelas maduras. Hay tonos herbales, especiados y ahumado con recuerdo intenso del roble. En paladar es jugoso y envolvente con centro de boca carnoso con taninos finos y firmes. Final largo, jugoso con regusto de confituras de frutos rojos.

Por su parte, Leonardo Quercetti comparte su Monte Quieto Enlace Corte de Terroirs 2019, tinto que elabora con uvas de 38% Malbec, 37% Syrah, 25% Cabernet Franc de Agrelo y Ugarteche, en Luján de Cuyo, y Vista Flores, en Valle de Uco. Pasa 12 meses en barrica de roble francés y 12 meses en tanque inoxidable y se presenta expresivo de color violáceo con tonos rubí. Elegante y fragante, ofrece aromas de frutos rojos y negros con detalles herbales y de una crianza equilibrada. Fondo balsámico y floral. Es sabroso, fluye con cuerpo medio hacia un centro de boca intenso y firme. Textura amable con buen nervio y taninos jugosos. Final largo.

Por último, Structura 2021, de Navarro Correas, es un corte de Agrelo, Luján de Cuyo, que combina Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y 3% Merlot. Para lograr su complejidad, Alejandra Riofrio lo madura 18 meses en barricas de roble francés y logra un vino rojo rubí con reflejos violáceos que aromáticamente se vale de una buena crianza que suma tonos de especias y ahumados profundos que realzan los tonos frutales de ciruelas, moras y arándanos. Hay hierbas secas y confituras. El paladar es amplio, firme y jugoso con centro de boca potente, taninos redondos y final largo.