Los frutos de los Grand Crus argentinos

Pocos términos son tan gráficos para describir a los grandes terroir del mundo como Grand Cru. De origen francés, esta expresión se utiliza para aquellas regiones que se destacan por sus características naturales que finalmente llegan a los vinos para aportar atributos diferenciales que definen calidad excepcional.

Estos grand cru, sin importar donde se encuentren siempre proponen un carácter único a los vinos como sucede en el Valle de Uco con Paraje Altamira en San Carlos y con Gualtallary en Tupungato. Amabas regiones son, sin dudas, los terroir argentinos más celebrados y reconocidos, motivo suficiente para elegir dos vinos representativos de cada uno de estos orígenes para nuestra Selección Alta Gama de febrero.

Desde Paraje Altamira proponemos Chakana Finca Los Cedros 2020, un malbec elaborado por Leonardo Devia y Gabriel Bloise con uvas de un viñedo orgánico de Chakana. Criado durante doce meses en barricas de roble alemán de 500 litros, es un tinto profundo, de color violáceo con reflejos púrpura, aromáticamente complejo con buen caudal de frutos rojos y negros confitados, especias, flores, hierbas aromáticas con tonos balsámicos propios de los vinos de Altamira. Al paladar es amplio y potente con buena estructura y tensión. Los taninos responden al carácter de los suelos de esta indicación geográfica por su grano fino y textura de tiza. El final es largo con dejo frutado.

Desde Gualtallary, José Hernández Toso nos comparte su novedoso Kallune Blend 2018 que elabora con 34% Malbec, 33% Cabernet Sauvignon y 33% Cabernet Franc de un hermoso viñedo de altura. Criado 18 meses en barrica y fudres de roble francés, a la vista es rojo rubí concentrado con tonos violáceos brillantes mientras que en nariz es complejo y penetrante con aromas de frutos rojos y negros, especias, balsámicos, hierbas de montaña, dejo de licos de casis y grafito. La crianza aporta tonos de especias dulces y ahumados. En boca es opulento y sabroso con buen cuerpo y frescura tal como definen los viñedos de Gualtallary. Los taninos son finos y jugosos, aportan carácter y largo de boca. Regusto balsámico y frutal.