¿Qué es el resveratrol?
Una sustancia que se encuentra en los taninos de los vinos tintos y previene enfermedades.
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Por Verónica Gurisatti
El vino es considerado como un elemento básico en la dieta diaria ya que además de ser nutritivo, mejora considerablemente la calidad de vida y previene enfermedades. Hoy sabemos que el tanino del vino tinto contribuye a evitar enfermedades cardiovasculares y estudios recientes demostraron que el resveratrol (una sustancia que se encuentra en la piel de la uva tinta) ayuda a retrasar el envejecimiento y a prevenir el mal de Alzheimer.
El vino está compuesto mayormente por agua, un porcentaje de alcohol entre 11 y 18% y un centenar de componentes disueltos en él como los polifenoles que se caracterizan por sus propiedades antioxidantes, están presentes en los vegetales y por ende en la uva y por sus efectos se le atribuye al vino una acción protectora frente a algunas enfermedades. Además, su composición mineral tiene al potasio como dominante.
En la última década, informes científicos confirmaron el efecto beneficioso del consumo moderado de vino en la dieta diaria. La cantidad que se recomienda beber a diario para aprovechar al máximo sus beneficios sin que sea perjudicial para la salud es muy variable y depende de las características de cada persona como edad, peso, altura, sexo, etc., pero en general se considera que una o dos copas por día es lo ideal.
El cardiocirujano René Favaloro recomendaba dos vasos de vino tinto por día para prevenir cardiopatías. También se descubrió su utilidad en otros órganos y tejidos como el sistema nervioso y se afirma que puede ser útil para personas con probabilidades de desarrollar el mal de Alzheimer. Además, se demostró que el vino favorece la digestión de las comidas cuando otras bebidas, por ejemplo las gasificadas, la perjudican.
Propiedades del vino tinto
El resveratrol: sustancia que forma parte de los pigmentos y protege a la uva contra el ataque de los hongos. Un grupo de investigadores de Harvard demostró que el resveratrol, que abunda en la piel de las uvas tintas, es capaz de estimular las sirtuinas, unas enzimas celulares que regulan el envejecimiento de todos los organismos vivos. La mayoría de las sustancias beneficiosas se acumulan en el hollejo de las uvas.
Los minerales: hierro, potasio, sodio, magnesio, calcio son indispensables para nuestra existencia y el cuerpo humano solo puede asimilarlos bajo forma de sales orgánicas, es decir, combinados con sustancias del reino animal o vegetal, es incapaz de asimilarlos bajo una forma simple. En el vino los minerales se encuentran incorporados bajo su forma asimilable y es, por lo tanto, una fuente no despreciable de estas sustancias.
Facilita la digestión: gracias a su acidez natural el vino aumenta la secreción salivar y es un excelente aperitivo ya que pone al organismo en buenas condiciones para digerir. Pero sobre todo, se ha comprobado que el vino facilita poderosamente la digestión de los prótidos (carnes, pescados, ostras, quesos).
Es antiséptico: el poder bactericida del vino fue reconocido hace mucho tiempo, ya los sumerios usaban bálsamos y pomadas a base de vino y nuestros antepasados se servían de ellas instintivamente para lavar las heridas y desinfectar las llagas. Esta acción bactericida del vino se debe no solamente al alcohol que contiene sino también a sus ácidos, a sus taninos, al ácido sufuroso y a los esteres.
Es antioxidante: los taninos son sustancias naturales que proceden de la maceración de los hollejos y de la crianza en madera y su presencia se percibe en la lengua y las encías. El hollejo de las uvas tintas contiene compuestos fenólicos como ácidos, flavonoides y resveratrol que tienen la capacidad de proteger a las lipoproteínas LDL de la oxidación (inhiben el colesterol malo que una vez oxidado pasa a formar una placa en la pared de las arterias).
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