Descorche: ¿llevarías tu vino al restaurante?
Llevar tu propio vino a un restaurante es posible.
¿Aburrido de los planes de siempre? Imaginá una noche en la que, en lugar de resignarte a la carta de vinos del restaurante, llegás con tu propio tesoro enológico bajo el brazo. Suena atrevido, pero cada vez más winelovers se animan al descorche – el famoso BYOB (Bring Your Own Bottle) como le dicen en USA y Europa – y muchos restaurantes lo permiten.
Esta práctica, popularizada en los 70 en USA, desde hace años gana adeptos en la Argentina, donde hasta hace poco era impensado cenar con vino propio. Veamos de qué se trata y cómo hacerlo sin que te miren con cara rara.
¿Por qué llevar tu propia botella?
Es un antídoto contra los sobreprecios del vino en muchos menús: ya en 2014 se predijo que el BYOB triunfaría como respuesta a listas de vino impagables. Además, muchos enófilos atesoran botellas especiales esperando la ocasión perfecta. ¿Tenés un vinazo guardado para un momento único y querés lucirte? ¿La comida de tu restaurante preferido es excelente para acompañarlo? Son razones más que válidas para animarse al descorche.
Llevar tu vino, además, vuelve la velada más personal. Incluso, en restaurantes de alta cocina, a veces el cliente avisa qué botella llevará y el chef sugiere platos al dedillo para maridarla. Es habitual compartir la historia detrás de ese vino y convidar una copa al sommelier o al chef en señal de agradecimiento. Así, el descorche se convierte en un ritual compartido, más que en un simple ahorro.
Reglas de oro para un descorche exitoso
Consultá antes: No des por sentado que el local permite descorche. Al reservar, preguntá si lo admiten y cuál es la tarifa. No todos lo ofrecen (están en su derecho de negarse), así que evitá sorpresas llegando con la botella en mano.
Elegí un vino especial: no lleves un vino muy popular ni una etiqueta que figure en la carta. La gracia es descorchar algo único o difícil de conseguir, que realmente valga la pena pagar el servicio.
Presentación cuidada: Nada de andar abrazando la botella. Llevála en un estuche o una bolsa sobria, la idea es entrar con discreción y estilo, como quien lleva un regalo.
Cortesía en la mesa: Entregá tu vino al sommelier para que lo trate como uno de la casa. Ofrecé una copa al sommelier o encargado como agradecimiento, y considerá pedir algo extra (aperitivo o postre) para apoyar al local. Estas gentilezas pueden lograr que hasta te “perdonen” el descorche.
Aceptá el descorche: Asumí el costo con buena cara. Suele equivaler al vino más barato de la carta, a cambio de copas impecables. No lo veas solo como un gasto: pensá que pagás el peaje para disfrutar tu joya vinícola como se debe.
Sin vergüenza: La primera vez quizá te sientas observado –miradas curiosas, algún mozo desconfiado–, pero al rato todos querrán saber qué vinazo trajiste. Hoy llevar tu botella no se ve mal; al contrario, habla de vos como un entendido. Y si sobra vino, déjalo para que lo disfruten en el local.
El descorche llegó para quedarse entre los amantes de la buena vida. Con un poco de planificación podés llevar tu botella sin problemas y convertir la salida en una experiencia extraordinaria. Al final, compres de la carta o lleves tu vino de casa, lo importante es brindar y pasarla bien.
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