Un pedacito de la Toscana en Mendoza

Hablamos con Iacopo Di Bugno, propietario de Ave Wines.

Alejandro Iglesias

27 de julio de 2012

Notas:

Por Alejandro Iglesias (@AleIglesiasWine), sommelier*
Como es sabido los atributos de las tierras mendocinas y sus vinos llamaron la atención de muchos inversores extranjeros durante los últimos años. Así llegó este grupo de toscanos al país convencidos de que Mendoza se trataba de su lugar en el mundo donde dar vida a un proyecto que les permita combinar su cultura con los vinos locales.

Hoy, a más de 8 años de sus inicios, Ave Wines es un pujante proyecto, cada día más disfrutado por los argentinos y reconocido como uno de los emprendimientos de raíces italianas más reconocido por sus vinos en el mundo.

 

¿Qué es AVE?

AVE somos un trío de socios italianos más Guillermo Kraves, nuestro socio argentino. Aunque en realidad con Mario Pardini y  Mauro Celli preferimos presentarnos como toscanos antes que italianos. Hoy Mario y yo somos los managers del proyecto.

 

¿Cuándo y cómo llegaron a Argentina?

Llegué por primera vez a Mendoza en enero de 2003. En realidad por mi pasado trabajo de periodista acompañé a Alberto Antonini -uno de los más importantes enólogos italianos- a Chile para cubrir el trabajo de los winemakers italianos en el extranjero. Cuando terminamos, Alberto me invitó a visitar Mendoza pero realmente no estaba muy entusiasmado. Entonces Alberto me aseguró que en pocos años Mendoza se convertiría en una de las zonas vitivinícolas más importantes del mundo y sus Malbecs en vinos que darían que hablar. Lo acompañe y… ¡obviamente tenia razón! Hoy agradezco haberle hecho caso.
Después, a finales de 2004 volví con mi amigo de toda la vida Mario Pardini, para hacer unas entrevistas que Mario filmaba. Fue así que absorbimos muchísima información de la región y 7 meses después, el 20 de julio de 2005, nació AVE.

 

¿Cuál fue su primera impresión de los vinos argentinos?
Fue realmente increíble. Lo puedo resumir con una anécdota: en el primer almuerzo en Mendoza en 2003, Alberto me invitó a probar una Bonarda (en Italia esta cepa es típica de vinos simples y muy clásicos). Me acuerdo que después de pensar que me estaba tomando el pelo, le contesté: &

8220;No hice 13.000 kilómetros para tomarme una Bonarda”. Él insistió, entonces lo probé y me pareció muy interesante. Luego pasé al Malbec, que conocía muy poco y ahí, realmente, se me abrió un mundo.
Todo el fenómeno del vino argentino se estaba iniciando. Incluso siempre recuerdo que por aquellos días no había copas de vinos ni en los mejores restaurantes mendocinos. Entonces le propuse a Alberto: “¡Acá tenemos que poner una cristalería ya!”. Si bien era un chiste, hoy me doy cuenta de que hubiese sido un acierto. Seríamos supermillonarios. 3 o 4 años después tenían copones en cada rincón de la ciudad.

 

¿Qué los motivó a quedarse e invertir en Mendoza?
Para nosotros siempre fue una elección la de ir a vivir en Mendoza. Lo asumimos como una inversión en vida y fue una elección espectacular. ¡Vivir en Mendoza en los años del boom del vino (que todavía siguen&

8230;) fue increíble! En ese momento con Mario éramos los únicos inversionistas extranjeros con 30 años de edad en la provincia y eso nos permitió integrarnos muy rápidamente y conocer un montón de gente. Así comprobamos que la microzona de Perdiel en Luján de Cuyo, era perfecta para realizar el nuestro sueño: un vino argentino con raíces del viejo mundo.

 

¿Qué antecedentes tenía en la industria del vino?
Éramos consumidores. Mi familia siempre fue muy social y en nuestra mesa (y cava) nunca faltaron ni faltan buenos vinos. Soy un adicto a la cultura de la mesa, para mí es el arte de compartir buenos momentos. También mi trabajo de periodista de sociales y particularmente de enogastronomía me permitía estar muy conectado con el vino y todos los personajes de este lindo mundo que por convención se llama industria (¡que fea palabra!) del vino. Viajé por muchísimos países, conocí muchos productores y todo esto me permitió absorber muchísimos conocimientos&

8230; todavía, por suerte, hay mucho más por aprender.


¿Cuál es el rasgo diferencial de los vinos Ave?

Los vinos de Ave son muy atípicos ya que son orgullosamente argentinos pero dibujados por nuestros paladares italianos y antes, toscanos. No sé si fue una elección o una obligación debida a nuestra cultura, pero en Ave se respira mucha toscanidad. Seguramente no son los más power del país aunque nos encantan algunos de los vinos tradicionales de Argentina. Nosotros apostamos más en la elegancia y la complejidad, pero con la condición muy clara de que sean fáciles de maridar y de beber. Fáciles, no simples. En general son vinos con una muy alta acidez (frescura), una paleta aromática realmente interesante y amplia. Los mercados y las revistas internacionales (el 85% del vino que producimos va por exportación) nos confirman siempre la buena relación precio calidad (en 2009, Wine Spectator destaca al Ave Malbec 2007 como el mejor best buy de su número de agosto. En diciembre, best buy mendocino del año y segundo de Argentina).
Pero más allá de todo, una de las cosas más importantes que nos pasó fue el reconocimiento entre los amantes del vino de Argentina. Nunca imaginamos que un vino tan raro de una bodega boutique, podría tener tanto éxito en el país. Hoy, por suerte, el mercado de Argentina nos está regalando grandes satisfacciones.

¿En qué instancia está el proyecto y cuáles son los planes a futuro?
Ave es un proyecto boutique militante… eso implica el respeto de algunas reglas fundamentales: trabajar sólo con uva propia (tenemos 33 ha. de viñedo en Perdiel) ya que estamos convencidos de que los buenos vinos empiezan con un cuidadoso trabajo en los viñedos. Cuidar de los detalles, apostar a la calidad y no a la cantidad. Igual el proyecto está creciendo bastante: las primeras botellas de 2005, que salieron en el mercado a fin de 2006 (otra cultura muy importante que tenemos es la de la paciencia… aparte del rosé no tenemos ningún vino que salga en el mismo año de la cosecha) eran 5.000, ahora estamos cerca de las 200.000 con todas las líneas de vinos (Ave Malbec Rosé, Ave Malbec, Ave Gran Riserva Malbec y Memento Natural Blend). Los planes a futuro serán “seguir así”. Creciendo e implementando nuestras ideas de hacer las cosas y en particular, los vinos.

 

Acabas de mencionar Memento, un concepto de vino muy particular, ¿qué podes contarnos de él?

Muy simplemente… Memento no es un vino, es un viñedo y un terruño de los cuales se realiza un vino, un CRU de Argentina. Memento es un antiguo viñedo de un promedio de 89 años (los primeros clones parece que fueron plantados antes) de 1.3 ha. donde se encuentran 7 diferentes cepas mezcladas: Malbec, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Bonarda, Syrah y Merlot. Estas en los primeros años del siglo XX eran conocidas como uvas francesas. Por lo tanto a partir del blend de este viñedo se realiza un vino que, antes que todo, es único (ya que no se puede realizar en ninguna otra esquina del mundo) y aparte, seguramente es uno de los vinos argentinos con estilo europeo más definido entre todos los que conozco en Argentina. Es un vino muy elegante y extremadamente complejo. Un lujo que nos brinda nuestra finca de Perdriel.

 

*Miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers
(www.aasommeliers.com.ar)

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