Seducidos por el Malbec

Entrevista a Enrique Foster, propietario de Bodega Foster.

Alejandro Iglesias

3 de febrero de 2012

Notas:

Por Alejandro Iglesias, sommelier*.

 

Siempre que elegimos vinos para nuestras selecciones mensuales descubrimos fascinantes historias detrás de los protagonistas que dan vida a cada etiqueta. En esta oportunidad compartimos la historia de Enrique Foster, el reconocido abogado mallorquín vinculado al mundo de los negocios en Estados Unidos quien no pudo resistir la tentación que genera nuestro Malbec y desde 2002 es parte de la industria vínica mendocina junto a su esposa Lois.

 

¿Cómo nació su relación con el vino?

Intentaré hacerlo de modo resumido aunque es una larga relación. Todo comenzó con los vinos españoles regulares que tomaba de joven en Mallorca y desde entonces jamás me aparte de él.
Más tarde, en 1966, cuando trabajaba para la Escuela de Derecho de Harvard, me enviaron como asesor tributario en el Ministerio de Hacienda de Chile, en Santiago. Así junto a mi esposa, Lois Severini, tuvimos la posibilidad de visitar por primera vez bodegas chilenas donde descubrimos que los vinos que bebíamos en New York (donde vivíamos hasta entonces) no eran tan buenos como los Cabernet Sauvignon chilenos. Fue así que sentimos una fuerte atracción por todos los aspectos de la elaboración del vino.

 

¿Y cuáles fueron sus primeros pasos dentro de la industria del vino?

Muchos años después, en nuestra Finca Mortitx, ubicada en el norte de la Isla de Mallorca, cerca de Pollensa, decidimos plantar unas vides de Cannonau y Primitivo, el primero porque las condiciones climáticas y de terruño de Mallorca son muy parecidas a los de Sardegna y el segundo porque supimos que se había determinado que el Primitivo era el abuelo del Zinfandel californiano que tanto nos gustaba y que no podríamos importar a España por los problemas que plantearía el Ministerio de Agricultura.
Aún hoy recordamos cómo ese pequeño viñedo sufría a causa de las cabras salvajes que saltaban las alambradas y comían todo. Pero a pesar de esa experiencia, nos juntamos con varios vecinos para crear una cooperativa que se llama Vinyes Mortitx que hoy tiene una producción de unas 100.000 botellas que se venden en el mercado isleño.

 

¿Cómo descubrió el vino argentino?

En 2001 el escritor de vinos Jeremy Watson, experto en los vinos de España, vino a pasar un fin de semana en nuestra casa de Mortitx y nos trajo una botella de un varietal que alguien le había regalado y que ni él ni nosotros conocíamos: Malbec argentino. Puntualmente, un Malbec de Ricardo Santos. Fue tan bueno y tan diferente a los vinos que conocíamos que siempre le digo a Ricardo que para bien o para mal, él es el culpable de nuestra aventura en Argentina.

 

¿Qué lo llevó a invertir en nuestro país?

Inmediatamente fuimos a conocer Mendoza y en enero de 2002 tuvimos la suerte de encontrar y comprar el viñedo antiguo plantado en 1919 donde hoy tenemos la Bodega Foster. Si alguien nos hubiera ofrecido gratis un viñedo de Cabernet Sauvignon u otra variedad, no nos habría interesado. Buscábamos exclusivamente el Malbec porque estábamos convencidos de que es un varietal superior que no se puede igualar en ninguna otra parte del mundo. De hecho nuestros amigos chilenos nos rogaban ir a Chile para hacer una inversión en sus excelentes vinos, pero claro está que no pueden producir un Malbec que se compare con los argentinos. Una vez comprado el viñedo, decidimos construir una bodega con la tecnología más moderna del momento.
Fuimos a estudiar el tema en California, recorrimos varias bodegas que usaban el sistema de gravedad para producir sus vinos y decidimos introducir ese sistema para la elaboración del Malbec.

 

¿Qué diferencia a Bodega Foster del resto de las bodegas?

Desde el principio, hemos contado con el talento extraordinario de nuestro enólogo Mauricio Lorca, quien compartía con nosotros sus ideas para elaborar un Malbec superior. A su vez también nos convenció que algunas otras variedades en Argentina merecían la pena; es por eso que compramos los viñedos en Vista Flores y construimos la Bodega Lorca en Perdriel, de modo que sus vinos combinados con los Malbecs de Bodega Foster representan una oferta completa de los mejores vinos argentinos.

 

Este mes elegimos uno de sus vinos de la línea Terruño, ¿cómo nació esta etiqueta y cuál es la filosofía detrás de la misma?

La línea Terruño nació del deseo que teníamos de demostrar que los Malbecs de distintas zonas de Mendoza tenían características bastante particulares. Justo se nos dio la oportunidad de comprar uvas de algunos productores pequeños en Lunlunta y Vistalba ayudándoles a resistir la tentación de vender sus viñedos a promotores que querían construir más viviendas.

 

Hoy a 10 años del inicio de la bodega, ¿se sienten conformes con el rumbo de la misma y sus vinos? ¿Qué sienten qué les queda pendiente hacer?

Nuestros primeros 10 años han sido todo un éxito gracias a Mauricio Lorca y el equipo de jóvenes maravillosos que ha juntado. Las bodegas han generado utilidades desde casi el primer año y todo se ha reinvertido para alimentar nuestro crecimiento. Nuestro desafío es seguir creciendo sin perder vista de que nuestro objetivo principal no es vender más sino vender mejor.

 

*miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers

www.aasommelier.com.ar

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