Malbec y platos argentos, alianza insuperable.

En el mundo del maridaje la armonización entre vinos y platos de un mismo origen es una de las formulas más exitosas

El malbec reúne muchos atributos que lo convirtieron en uno de los vinos más famosos del mundo. Además de su calidad y diversidad, principalmente lograda en Argentina, tierra de los mejores Malbec, esta uva de origen francés demostró un gran versatilidad a la hora de pensar con qué acompañar cada copa.

La cuestión es que, al poder elaborarse de tantos modos diferentes, parece haber siempre un malbec para cada ocasión o menú. Tinto, reserva, sin madera, en ánforas, rosados, orgánicos, blancos, espumosos y hasta dulces es al abanico de vinos posibles con malbec y hoy vamos a ver cómo funciona con los platos que más disfrutamos los argentinos.

Malbec y milangas

Si para Messi la mejor comida del mundo son las milanesas – en particular la de su mamá – quienes somos nosotros para discutirlo. Además, esta demostrado que lo más comido por los argentinos son las milanesas, un plato que podemos hacer con mucha sofisticación y elegancia, pero también convertirlo en el sándwich más vendido. Y lógicamente nos referimos a las milanesas fritas, preferentemente de carne vacuna, aunque la de pollo también participan de esta prueba.

Laminas de algún corte tierno, un buen apanado y una fritura precisa bastan para tener listo este manjar que luego puede ir al horno con tomate queso y jamon para convertirse en napolitana o ir directo con papas fritas y huevo, puré o ensalada.

La comunión con el malbec se da principalmente de la mano de los tintos jóvenes y frescos sin paso por barrica o a lo sumo unos pocos meses. Gracias a que estos vinos tienen cuerpo medio y frescura suficiente para enfrentar la grasa propia de la fritura, notaremos que la armonía resulta mágica. Ahora, si las milas son de pollo un rosado puede que funcione mejor, pero los anteriores alcanzaran.

Malbec y empanadas

En Argentina tenemos una variedad de empanadas que puede empatar a la del malbec, como sabemos, desde Ushuaia a la Quiaca, en cualquier rincón del país podemos encontrar empanadas que tendrán el sabor del lugar a partir de condimentos locales, preparación de la carne de acuerdo a las tradiciones y hasta elección de cortes diferentes en cada pueblo. Ahora bien, si nos enfocamos en las de carne un dato a considerar es cuan especiadas van a ser ya que se trata de un bocado que además se come caliente y jugoso, todo esto si se suma picor es elemental para elegir un vino.

Por lo tanto, si vamos a elegir un malbec conviene que se trate de uno súper fresco y entre estos los rosé y los novedosos blancos de malbec son una gran opción. Pero si se prefiere tinto lo ideal será que no tenga paso por barrica y si puede compartir un perfil especiado como puede suceder con los del noroeste mejor.

Malbec y pizzas

Este maridaje abrió las puertas del mundo al malbec entre los consumidores más cotidianos de vinos, en especial con los exponentes más simples y jugosos. Mientras que en diferentes ciudades del planeta recomiendan que sea con la típica pizza Margharita, acá lo hacemos con la muzza y el resultado es formidable. Pero también la fugazzeta, la de jamón y morrones y otras especialidades locales con fieles laderos de una copa de Malbec. Aunque en las pizzerías sea la cerveza lo más habitual, en casa suele salir más un vinito.

Acá podemos animarnos a tintos un poco más encorpados de acuerdo a la carga de mozzarella y otros ingredientes que completen la pizza, nunca un malbec muy potente, pero si con buena estructura.