“Los vinos de corte generan en el consumidor expectativa por descubrir cómo será cada combinación”

Red blends, vinos de corte o genéricos, no importa cómo se los llama sino saber que junto a los varietales más emblemáticos estos vinos proponen un mundo infinito de sabores. Germán Berra, winemaker de Finca Flichman nos comparte su visión.

Alejandro Iglesias

10 de febrero de 2018

Notas:

En Argentina muchos descubrimos el lenguaje del vino durante los últimos veinte años. Hasta entonces alcanzaba saber las diferencia entre blancos y tintos y lo cierto es que pocos prestaban atención a la composición contenida por cada botellas.

 

Pero a partir de la década de 1990, los varietales comenzaron a a marcar el camino del vino argentino y esto dejó en evidencia que muchos de los grandes ícono de la vitivinicultura local eran vinos de corte. Entre estos uno que ya tiene varias década de existencia es Dedicado de Finca Flichman , un corte que Sammy Flichman, fundador de la bodega, dedicara a sus amigos durante la década de 1960 y que en 1996 finalmente se convirtió en la etiqueta ícono de la bodega. Un lujo de vino que forma parte de nuestra selección Alta Gama de marzo.

 

Hoy, 60 años años más tarde, el legado de este pionero de la vitivinicultura argentina de calidad está en manos de Germán Berra, un joven enólogo mendocino a cargo de la transición estilística de una bodega que sin desatender su historia hoy se aggiorna con vinos complejos y elegantes. Conversamos con él y nos compartió su impresión sobre la importancia de los blends locales.

 

Dedicado Tupungato Vineyard Blend 2015
Dedicado, es uno de los grandes tintos clásicos de la vitivinicultura argentina.

 

Qué es un vino de corte. Existen varias formas de clasificar las botellas y una de las más importantes es de acuerdo a la composición del vino. En este sentido las opciones son solo dos, varietales o de corte. Los primeros son los vinos elaborados como mínimo con el 85% de una cepa, porcentaje que define la identidad de dicho varietal al vino de manera absoluta. Los vinos de corte son lo inverso, es decir, cuando ninguna varietal alcanza ese minimo de modo que la combinación de diferentes cepas dan como resultado una expresión propia de dicha composición. Son vinos donde no importan los factores sino el resultado final. Claro esta que existen algunas recetas ya establecidas como las de Burdeos donde siempre la composición incluye Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdot o la del Champagne, básicamente Chardonnay y Pinot Noir. En estos vinos es muy importante la muñedca del winemaker para saber compensar la expresión de cada cepa y que ninguna opaque a las otras.

 

 

¿Cómo ves la actualidad de los vinos de corte en nuestro país?

 

Si bien los varietales de Malbec son la estrella del momento, pienso que los blends nunca dejarán de brillar. El consumidor actual de vinos es más aventurero y le gusta probar cosas nuevas todo el tiempo, y para ellos los blends tienen ese toque lúdico y hasta simpático que se genera cuando estas frente a una botella y generas la expectativa del “cómo será esa combinación”.

 

En los últimos años estos vinos se imponen por su potencial como un gran especialidad argentina, ¿que impresión tenes de esto?

 

Leyendo un poco sobre la historia del vino en Argentina, y principalmente porque tuve oportunidad de charlar con algunos de los enólogos que empezaron la verdadera revolución del vino, los primeros grandes vinos argentinos fueron blends. Muchas veces forzados por la mezcla de variedades en el viñedo, donde la creatividad para el corte era esencial. Esa experiencia se ha transmitido a las siguientes generaciones de técnicos, y hoy además contamos con más herramientas, como las plantaciones varietales clonales, la diversidad de contenedores (barricas, toneles, huevos, tanques, etc.) que nos dan una paleta de colores más amplia para jugar y lograr un vino elegante, interesante, complejo, rico de beber. En definitiva la combinación de experiencia y técnica hace que hoy los vinos de corte estén un escalón arriba y sean más buscados.

 

¿Cuáles crees que son las combinaciones que mejor resultado dan hoy en materia de blends?

 

Lo bueno de Argentina es que no estamos condicionados por recetas ni regulaciones a la hora de hacer cortes, por eso encontras todo tipo de combinaciones y la mayoría son interesantísimas. El potencial es enorme. Pero hilando fino, creo que el corte Bordelés (Cabernet, Merlot y Cabernet Franc, incluso con Petit Verdot) con un buen toque mendocino es el gran ganador. Una buena base de Malbec con su fruta y sus taninos dulces, el Cabernet Sauvignon dando estructura al corte y a veces un poco de Merlot para dar ese toque especiado y floral.

 

En este caso, Dedicado es elaborado con uvas de Tupungato, ¿cómo definis esta región y que características tienen los vinos elaborados en ella?

 

Germán Berra en la cava de Finca Flichman donde atesoran ejemplares históricos de Dedicado.

 

Tupungato tiene muchas características excepcionales para hacer buenos vinos, es una zona con mucho sol y tardes-noches frescas, la diversidad de suelos es enorme pero en general excelentes para la vid, bien drenados y fértiles. El agua para el riego es pura como el agua mineral. Con todo esto, no hay forma que algo salga mal… excepto por la helada o el granizo. Generalizando, los vinos son frutados, con buena acidez natural, estructura y taninos bien presentes.

 

¿Cuáles son las cepas que destacas en esta región y por qué?

 

Tupungato tiene una característica muy particular en este sentido, en principio uno pensaría que al ser una zona fresca, con frecuentes heladas tanto tardías como tempranas, solamente se adaptarían bien variedades de ciclo corto como Chardonnay, Sauvignon Blanc, Pinot Noir o Merlot, pero la realidad es que hasta variedades como el Cabernet se desarrollan fenológicamente muy bien con la oferta climática de Tupungato.

Luego podemos pensar en la calidad de los vinos que cada una da, y creo que una de las que mejor se acomodó es Chardonnay, porque podes cosecharlo temprano o esperarlo un poco más y tenes perfiles totalmente distintos, podés deshojarlo un poco o dejarlo frondoso para darle sombra a los racimos y de nuevo tenés otra cosa. Es un poco lo que hacemos a la hora de elaborar del Dedicado Chardonnay, lo cosechamos algo más tarde de lo normal, luego lo despalillamos y prensamos en forma oxidativa (sin anhídrido sulfuroso) y los fermentamos en barricas de segundo uso, donde luego llega a estar hasta un año… y nunca pierde la fruta, y por el contrario, va ganando en complejidad, cuerpo y potencial de guarda en botella.

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