Los estilos de vino que llegan al mercado

<!DOCTYPE html><html><head></head><body><p>Las tendencias del ámbito del vino llegan a las copas con nuevos estilos, cepas curiosas y sabores renovados.</p></body></html>

BONVIVIR

24 de mayo de 2016

Notas:

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Por Alejandro Iglesias

 

Saber de vinos es cada d&iacute;a m&aacute;s complejo. Cuando uno cree haber descubierto todo aparecen nuevos vinos o cepas que hacen dudar de todo lo probado y aprendido. Pero no es que no se haya investigado o estudiado lo suficiente sino que la industria del v&iacute;nica est&aacute; siempre en movimiento atenta a las tendencias y demandas del consumidor. Principalmente en los pa&iacute;ses del Nuevo Mundo donde la creatividad es uno de los rasgos principales de sus protagonistas. Es de la mano de la curiosidad de los winemakers o de la aparici&oacute;n de nuevos terru&ntilde;os que llegan nuevas etiquetas con cepas que muchos desconocen o cre&iacute;an imposibles de vinificar en nuestro pa&iacute;s. Entre las tantas novedades que la industria local apuntamos algunos descriptores y cepas que no podes dejar de conocer.

 

Austeros. As&iacute; como sucede con las personas, la austeridad es una virtud en los vinos de hoy. A contrapelo de lo que suced&iacute;a a comienzos del dos mil cuando un buen tinto deb&iacute;a ser robusto, concentrado y con una buena impronta de crianza, hoy los paladares buscan vinos delgados, sutiles y de expresi&oacute;n frutal por sobre la madera. Si bien la elaboraci&oacute;n de e estos vinos comienza con una m&iacute;nima intervenci&oacute;n sobre los frutos, exige de mucha atenci&oacute;n sobre el vi&ntilde;edo para que la expresi&oacute;n lograda en las uvas sea realmente agradable en la copa.

 

Filosos. As&iacute; se define a los vinos de acidez marcada y frescura vibrante en centro de boca. Es un modo de describir la sensaci&oacute;n tensa que la acidez imprime sobre la lengua y caras del paladar. A diferencia de otros tiempos, cuando los blancos deb&iacute;an ser frescos y los tintos concentrados, hoy la acidez se valora y todos los estilos. Entre los tintos, la acidez se convirti&oacute; en el factor clave para los consumidores mientras que en los blancos hoy se toleran niveles de frescura que antes hubieses sido criticados. Una explicaci&oacute;n t&eacute;cnica detr&aacute;s de estos vinos son las cosechas m&aacute;s tempranas que aseguran mayor nivel de acidez y menor grado alcoh&oacute;lico. EN conclusi&oacute;n, m&aacute;s acidez y menor cuerpo aunque en estos vinos es m&aacute;s importante el equilibrio que en otros.  

 

Gastron&oacute;micos. Si bien el vino es un alimento por definici&oacute;n en alg&uacute;n momento, durante las &uacute;ltimas d&eacute;cadas, se convirti&oacute; en una bebida para contemplar. Es decir, la mayor&iacute;a de los consumidores y productores prestaban m&aacute;s atenci&oacute;n a los aromas y sabores del vino que a su relaci&oacute;n con la comida. Esto deriv&oacute; en vinos de mucha expresi&oacute;n arom&aacute;tica que en muchos casos se explicaba por la crianza y paladares compactos, un combo que atentaba muchas veces con la buena mesa. Hoy la b&uacute;squeda es totalmente opuesta y el vino nuevamente se convierte en aliado de la mesa en todas sus gamas. Estos vinos ofrecen austeridad y frescura en pos de un maridaje simple y directo.

 

Minerales. Es la definici&oacute;n m&aacute;s pol&eacute;mica, b&aacute;sicamente por que a&uacute;n no se puede demostrar que los minerales del suelo del vi&ntilde;edo lleguen al vino. Sin embargo hay algo que es innegable: los vinos producidos en regiones pedregosas o con presencia de manchas calc&aacute;reas tienen aromas que remiten a la piedra. Incluso la textura de estos vinos resulta polvorienta, &ldquo;como cuando se chupa una piedra&rdquo; sentencias los fundamentalistas de la mineralidad. Y esto no es nuevo, este descriptor se utiliza en muchas regiones de Francia desde hace d&eacute;cadas. En nuestro pa&iacute;s la tendencia de criar los vinos en cemento parecen colaborar a esta expresi&oacute;n y el recurso del roble usado permite conservar esta identidad sin tener que dejar de lado la crianza.

 

Cepas curiosas. Si bien ninguna cepa parece atentar al reinado del Malbec, varias bodegas comienzan a apostar a varietales no tradicionales como herramienta de diferenciaci&oacute;n. Gracias a esto aparecen nuevos sabores y estilos que en primer lugar divierten el paladar de los curiosos y luego marcan caminos nuevos para los vinos m&aacute;s tradicionales. De este modo comienzan a verse en el mercado blancos elaborados con Riesling, Chenin Blanc, Pinot Grigio, Albari&ntilde;o, Fiano y hasta Gew&uuml;rztraminer. Y en tintos la tendencia sigue el miembros rumbo pero con mayor variedad. Tras el &eacute;xito del Cabernet Franc durante los &uacute;ltimos a&ntilde;os hoy se asientan los vinos de Tannat, Petit Verdot, Touriga Nacional, Caladoc, Garnacha, Trousseau y hasta el curioso Monastrell.

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