La Cocina del Vino

Con un pasado de abogada y más de una década a cargo de la dirección académica de la Escuela Argentina de Sommeliers, Fernanda Orellano cuenta con un vasto conocimiento del mundo gastronómico y de los descorches. Como sucede con frecuencia, esta bahiense radicada en Buenos Aires, dejó de lado su título en leyes y dedico su vida a viajar por el mundo detrás de sus bebidas y recetas favoritas. Cada uno de sus viajes le permitió comprender el por qué de cada sabor así como también experimentarlos. Un cúmulo de conocimiento que desde siete años lleva al papel.

Hasta el Agua de los Floreros y La Vuelta al Mundo en 80 Copas fueron sus primeros libros. En ambas ocasiones combina las historias de los vinos, bebidas y recetas más famosas con un lenguaje directo y simple de comprender para quienes aman el mundo de la cocina.

Perno no solo incursionó en el mundo editorial sino también en el de la restauración. De este modo moldeó un perfil cosmopolita y gourmand que hoy le permite abordar el mundo de los fuegos y las copas con total naturalidad y decidió compartirlo en esta nueva obra.

La Cocina del vino. En sus 160 páginas el nuevo título de Orellano propone un recorrido por las idas y vueltas del vino y su socia de todos los tiempos: la cocina. Cada capítulo aborda su historia y actualidad con novedades, tendencias, anécdotas y muchos platos para disfrutar en casa para los cuales la sommelier propone etiquetas de prestigiosas bodegas argentinas.

Un compendio de relatos para comprender qué vinos se produce en Argentina, cuáles son los nuevos terruños para nuestros vinos, qué tienen los dulces y las burbujas que conquistan las góndolas y por qué recetas de la abuela vuelven a ser tendencia. Todos temas que suelen despertar la curiosidad del sibarita y que Orellano narra con simpleza y claridad.

Mano a mano con la autora. El modo con el que Orellano explica el complejo mundo del vino y la gastronomía convirtió a sus dos títulos anteriores en libros de cabecera para muchos entusiastas del mundo gourmet. Cansados de los libros tradicionales estos lectores disfrutan la frescura de Orellano para abordar temas simples y complejos, virtud que pone en evidencia su fuerte vínculo con la docencia. Aprovechamos este nuevo lanzamiento para entender qué la motiva hoy a continuar con estas obras.

¿Como nació la idea de este nuevo libro? Me pareció útil escribir un libro que relate algunos aspectos básicos sobre viticultura, elaboración, estilos y tendencias. Algo simple, sencillo y cercano al consumidor. Esencialmente un libro que le sirva en su decisión de compran de cada día

¿Qué querés contarle al lector en esta oportunidad? El libro tiene dos ejes: el vino y la cocina. Mientras contamos las idas y vueltas del vino, tendencias de ayer y de hoy, qué vinos tomamos o vamos a tomar; en paralelo desarrollo un relato similar sobre la cocina. Además hay muchas recomendaciones y consejos acerca de qué vino tomar con qué plato, opciones de menús, alternativas simples para comer y tomar en casa con amigos y familia.

Abordas temas actuales de la industria vínica que por lo general al consumidor de a pie se le pasan, ¿pensás que al consumidor se la están complicando mucho en materia de vinos? Creo que la oferta es muy grande. Muchas etiquetas, muchas novedades, información nueva, pero esto se debe a que las bodegas tienen enormes desafíos, son atrevidas, y se animan a hacer lo que antes no hacían. Nuestra función es comunicar, enseñar y acercar al consumidor las nuevas propuestas de las bodegas. Me gusta explicarlas porque el consumidor no tiene la obligación de saberlas aunque tenga curiosidad e intensión. Hay que acompañarlos.

¿Qué fue lo que más disfrutaste al hacer este nuevo libro? En esta oportunidad, además de estudiar para escribir, también me anime a participar de la producción fotográfica, pensé cada plato para cada vino, me metí un poco más en la cocina del libro. De ahí surge un poco el nombre del libro. La Cocina del Vino resume la intimidad o el laboratorio del vino, pero también qué comemos con el vino que elegimos cada día.

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