“En Altamira la expresión del terroir es más dominante que la del varietal”

Chakana es una de las bodegas más importantes de Paraje Altamira. Hoy conocemos su filosofía de trabajo junto a su fundador.

Alejandro Iglesias

3 de diciembre de 2016

Notas:

Juan Pelizzatti fundó Bodega Chakana en 2002 para retomar la misma actividad que sus antepasados iniciaron durante el siglo XIX en la región italiana de Valtelina. Desde entonces impulsa una bodega comprometida con el estudio y exploración de algunos de los mejores terruños argentinos en la búsqueda constante de vinos auténticos.
Convencido de que el mejor vino es aquel que logra transmitir el carácter del lugar, en 2012 comenzó a aplicar en sus viñedos técnicas orgánicas y biodinámicas, práctica en la que ya es considerado un referente.
Además es uno de los miembros fundadores de Productores Independientes de Paraje Altamira (PIPA), el grupo que durante 2016 se propuso divulgar las características diferenciales de este rincón del Valle de Uco, región donde nacen las uvas que Pelizzatti utiliza para su vino Ayni que en diciembre formará parte de nuestra Selección Exclusiva.
Aquí, Juan mismo nos cuenta de su visión del terroir de Paraje Altamira y nos presenta Ayni 2015.
Actualmente Chakana elabora vinos con uvas de Luján de Cuyo y Valle de Uco, sin embargo la apuesta de la bodega es por el viñedo de Paraje Altamira ¿qué destacas de esta región? Agrelo es un terroir mucho más rico que Altamira. Es fácil observar cómo el desarrollo radicular de las vides plantadas en los suelos francos y profundos de Agrelo es muy limitado en cantidad de raíces y en su exploración, debido a la gran capacidad de retención de agua y a la abundancia de nutrientes de sus suelos. Por lo tanto, en Agrelo la expresión del suelo es limitada y la expresión de la variedad es dominante. En estos suelos, es crítico un manejo tendiente a competir con la vid y a evitar la compactación, trabajando con materia orgánica para lograr estructurar el suelo formando el complejo arcillo-húmico que le da estabilidad, buena penetración del agua y adecuada retención.
Altamira, viceversa, es un suelo franco arenoso dominado por gravas calcáreas, por lo que carece de estructura, pero el carbonato de calcio depositado sobre las gravas juega un papel fundamental en la dinámica hídrica. Aquí la expresión del terroir es más dominante que la de la variedad.

 

Además, ¿Por qué crees que se convirtió en un origen protagónico de los últimos años para la viticultura argentina? Creo que la viticultura Argentina ha ido madurando. Partiendo de un foco inicial en la homogeneidad y la expresión varietal, los suelos con verdadera expresión de terroir han corrido el interés hacia la diversidad, la identidad y la expresión del lugar. En este aspecto Altamira tiene un carácter extraordinario, sumamente elegante, que la hace una zona privilegiada en la Argentina. A través de este recorrido también finalmente entendemos la viticultura europea, que lleva milenios recorriendo este camino.

 

¿Qué particularidades tiene el Malbec en Altamira? El Malbec en Altamira tiene una expresión floral y de frutas negras, extremadamente elegante, con notas minerales, con buen color y cuerpo y textura dominada por los famosos taninos de tiza, esa sensación táctil muy agradable de grano fino y sedoso que da verticalidad y frescura al vino.

 

¿Qué potencial ves en la zona para los blancos y con que cepas? Trabajamos Chardonnay en Altamira y le encontramos un carácter mineral menos radical que el de Gualtallary, pero con buena frescura, largo y longevidad. Seguramente el semillón es una variedad blanca con larga tradición en la zona que debiéramos recuperar dentro de la oferta de Argentina.

 

¿Qué significa la biodinámica para vos y por que la llevas adelante? La biodinámica es fundamentalmente un paradigma diferente de hacer agricultura. Es dejar de lado el objetivo de rentabilidad económica como razón de ser y entender que el dinero es solamente un fin para lograr objetivos mucho más atractivos. Es comprender que la agricultura es una práctica sagrada que por la que los humanos intervenimos en la naturaleza tratando de entender sus mecanismos y de preservar la tierra y los cultivos para las generaciones que nos seguirán. En el caso del vino, la obsesión de la biodinámica por prescindir de cualquier agregado externo y de observar el desempeño de la finca en su conjunto en relación con los ritmos climáticos y lunares, me parecen el punto de partida para producir vinos realmente auténticos y con identidad.

 

¿Las técnicas BIO realmente permiten una mejor expresión del terroir? En la medida en que se eliminen agregados externos que alteren la dinámica propia de la finca y que el viticultor se dedique a comprender su viñedo y a descubrir cómo llevarlo a un equilibrio natural, se estará garantizando que ese viñedo exprese su sintonía con su clima y con su suelo. Yo preguntaría lo contrario: ¿es realmente posible decir que un vino producto de la agricultura convencional expresa un terroir, si este es sólo considerado un soporte físico donde intervenir con fertilizantes y modificar su microbiología a través de herbicidas e insecticidas?

 

Hablanos de AYNI (vino que nuestros socios Alta Gama recibirán durante diciembre), ¿que significa este vino para uds? Ayni es en cada año nuestra expresión más acabada de Altamira, producto del clima del año y de nuestra comprensión del lugar hasta ese momento. Cada año es una nueva aventura de conocimiento y relación con lo natural.

 

En cuanto a su origen vale destacar que es elaborado con uvas de Altamira y además es un vino BIO, ¿cuál de estos aspectos te parecen más relevante? Ambos aspectos son igualmente relevantes. La finca Ayni se encuentra en el sector “nuevo” de Altamira, inmediatamente al sur del canal Uco. Por lo que fue plantada en 2007 sobre terreno virgen con abundante vegetación nativa (que sigue rodeando el viñedo en los cuarteles incultos) y a pie franco. Desde 2012 la finca fue manejada con métodos orgánicos y biodinámicos, por lo que el impacto de la agricultura convencional sobre estos suelos fue mínimo. En esta finca, y como consecuencia de manejo orgánico, pudimos observar micorrizas, hongos simbióticos que juegan un rol fundamental en la nutrición de la vid y en el acceso al agua almacenada en poros muy pequeños, como los del carbonato de calcio. Por lo que el aspecto orgánico/biodinámico es un medio que permite expresar mejor el carácter de los suelos de Altamira, sus gravas calcáreas, sus piedras gigantes.

 

¿Qué otros proyectos o nuevo vinos tienen en mente? Próximamente abordaremos un trabajo similar al de Ayni en Gualtallary, para poder explorar y expresar también ese terruño de extraordinario interés.

 

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