Curiosidades del mundo vínico

<!DOCTYPE html><html><head></head><body><p>A la hora de elaborar vinos al parecer no todo uvas y barricas, incluso algunas recetas pueden sorprender a muchos.</p></body></html>

BONVIVIR

7 de octubre de 2014

Notas:

 

Por Alejandro Iglesias

Con sus cinco mil años de historia el vino siempre se las rebusca para ser tema de discusión o sorprendernos. Basta con descubrir estos cuatro vinos de los que posiblemente nunca escuchaste ni leíste nada para que te entiendas de que hablamos. Se trata de viejas y nuevas recetas con una particularidad, todos incluyen ingredientes o técnicas más que curiosas.

Vino resinoso. A pesar de sus 3000 años de historia, el vino griego Retsina es aún una curiosidad. Básicamente por que su elaboración implica un ingrediente singular que define su estilo y hasta le da nombre. Cuenta la historia que los griegos utilizaban resina de pino para sellar las ánforas donde almacenaban sus vinos con el fin de evitar el ingreso de oxígeno y así asegurar sanidad en la bebida. Durante el añejamiento el contacto de la resina confería al vino una identidad singular tanto en aromas como paladar. Esta personalidad no tardó en ubicar a los vinos de Retsina entre los más celebrados. De este modo un hecho accidental dio origen a un estilo que los productores griegos quisieron conservar. Con la evolución de la actividad y el uso de otros recursos para proteger sus vinos y la llegada de la barrica de roble estos viticultores comenzaron a agregar la resina durante la fermentación con la esperanza de mantener la identidad de estos vinos intacta. Hoy el Retsina es elaborado en toda las regiones del país pero es en Ática donde son más característicos y considerados un sourvenir ideal.

Vinos de estufa. Madeira es un pequeña isla ubicada en el Océano Atlántico al sur de Portugal y sus vinos de Madeira puede sorprender a muchos. Si bien es habitual leer que el vino es una bebida muy sensible tanto a temperaturas, la luz y otros agentes externos estos vinos portugueses lograron desafiar todas las reglas y convertirse en codiciados elixires. Su historia esta ligada al comercio del vino durante el siglo XVI cuando las largas travesías en alta mar solían atentar contra la sanidad de los vinos. Este inconveniente en primer lugar fue resuelto con la adición de alcohol vínico o brandy antes de iniciarse el periplo, técnica conocida como encabezamiento y que dio origen a los vinos de Porto entre otros. Por su parte los vinos de Madeira tienen un origen similar a sus pares portugueses salvo que para su acabado resta el proceso de estufagem (estufado). Así es, los vinos de Maderia son almacenados durante tres meses en depósitos donde se los conserva a una temperatura de 50 grados a fin de lograr mayor concentración. Este proceso nació cuando los productores de Madeira notarán que durante la travesía que unía la isla con el continente sus barriles eran expuestos a altísimas temperatura debido al clima tropical que azota la región. Una vez en destino los vinos daban muestra de cambios notables que el público disfrutaba y de allí que buscarán replicar aquellas condiciones en la misma isla.

Uvas podridas. La botrytis cinerea puede ser uno de los mayores riesgos en un viñedo. O una verdadera bendición. Sucede que este hongo se posiciona sobre las uvas y comienza a alimentarse del agua y ácidos de los frutos y en condiciones de humedad se reproduce descontroladamente hasta estropear una vendimia completa en cuestión de días. Pero en condiciones ideales la botrytis puede dar lugar a la “podredumbre noble” lo que resulta en frutos concentrados con escasa acumulación de agua pero altos niveles de azúcar y ácidos. Sin embargo el aspecto de los racimos es el de frutos podridos, algo que a la vista puede producir el rechazo de quien no conozca del tema. El resultado final son vinos de altos niveles de azúcar residual, acidez firme y sabores maravillosos considerados verdaderas gemas de la vitivinicultura mundial. Los más famosos son los de las regiones de Sauternes en Francia o Tokaj en Hungría cuyo potencial de guarda desafía al tiempo mientras sus valores pueden alcanzar cifras astronómicas.

El vino del meteorito. Es este caso no se trata de un vino histórico ni codiciado, solo una curiosidad que desde hace unos años se elabora en Chile. La fórmula de su elaboración incluye un meteorito que habría llegado al planeta hace unos 4.500 años. El secreto de este vino es que una vez introducido a las barricas se agrega el meteorito, de unos 10 cm de tamaño, para que el añejamiento sea en contacto con la pieza espacial durante doce meses. ¿El resultado? Al momento no se encontró ningún atributo galáctico al vino relacionado con esta técnica aunque muchos curiosos ya están buscando sus botellas.

 

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