Cosecha 2018, un año impecable

Las bodegas argentinas respiran aliviadas al finalizar la última vendimia. Aunque nadie deja de lado los vaivenes económicos, este año al menos los resultados de la cosecha son alentadores tras tres años dramáticos para la industria vínica.

Alejandro Iglesias

25 de mayo de 2018

Notas:

No importa a quien se consulte ni donde sea que elabora sus vinos, todos coinciden en que la campaña 2018 no solo culminó en una vendimia fantástica sino que se auguran vinos extraordinarios.

 

En Mendoza, pulmón del negocio, definen a la última cosecha como un “típico año mendocino”, básicamente por que el invierno se presentó con temperaturas relativamente más bajas que las habituales al igual que los meses de septiembre y octubre. La brotación se produjo unos 15 días más tarde que en 2017 y las precipitaciones fueron de entre 38 y 60 milímetros durante los meses de septiembre a noviembre lo que aseguró una temporada seca de crecimiento vegetativo. Los meses de enero y febrero presentaron temperaturas medias iguales a los promedios históricos y el envero comenzó 12 días más tarde que habitual. Las precipitaciones fueron muy por debajo de la media por lo que la sanidad de la uva fue excelente, sin problemas de enfermedades criptogámicas.

 

Gracias a esto, Rogelio Rabino, winemaker de Kaiken, explica “esta campaña se destaca por el grosor del hollejo de la uva que como resultado de una mayor amplitud térmica nos va a permitir elaborar vinos de buena coloración y acidez. Los caldos de los vinos blancos son excepcionales con una gran concentración de aromas primarios”.

 

Todo esto permitió que las vides se recuperen de los daños sufridos durante 2016 y 2017, años húmedos y de muy baja producción en casi la totalidad del país. Fernando Piottante, enólogo de Dante Robino, remarca, “el balance enológico para esta nueva cosecha es muy positivo por la calidad, sanidad y abundancia de las uvas recibidas que junto al trabajo de todos los sectores involucrados, augura la obtención de excelentes vinos”.

 

En cuanto a los vinos que se pueden pronosticar todos destacan una acidez alta producto de bajos pH, una condición que favorece al estilo fresco y tenso que persiguen actualmente las bodegas. Como merma, lógicamente se destacan ciertas pérdidas en materia de Malbec producto de las heladas de primavera que afectaron algunas regiones importantes de Valle de Uco y Luján de Cuyo, aunque sin afectar dramáticamente el resultado final de la campaña.

 

Pablo Durigutti, de Durigutti Family Winemaker, agrega, “una de las particularidades del año fue que las heladas de octubre afectaron bastante a zonas de Lujan de Cuyo como Las Compuertas. Aquí cosechamos menos que otros años y la marcha de la vendimia fue más lenta. Terminamos primero la cosecha en Valle de Uco que en Las Compuertas y esto es siempre a la inversa. Hay que destacar la sanidad que este año fue genial en todas partes”.

 

Más allá de Mendoza. En el Noroeste argentino &

8211; Salta, Catamarca, Tucumán y Jujuy – se habla de un gran año, también fresco en relación a la media y con un inicio de cosecha lluvioso. En general lo definen como un año de tintos ya que los blancos quizás no sean los mejores que haya dado el norte. Pero a partir de febrero las condiciones se normalizaron y la vendimia pudo terminarse una semana antes de lo pronosticado con un grado algo más bajo que al que nos acostumbran los viñedos de altura pero de gran potencial.

 

En Patagonia la ecuación fue inversa, en los viñedos del sur la temperatura promedio estuvo por encima a los valores anuales y por esto mismo las cosecha comenzó y terminó antes de lo habitual. Hans Vinding Diers de Noemía explica, “fue un año fantástico pero curioso. La brotación comenzó genial pero durante la floración los vientos produjeron corrimiento en los frutos que resultó ene un merma del 20% lo que compensamos con una calidad excelente. Más tarde en marzo la temperatura subió y esto adelanto la cosecha, lo que fue una bendición ya que logramos terminar antes de las heladas que llegaron muy fuerte. Durante el ciclo de maduración los días eran calurosos pero las noches frescas y eso ayudo a compensar y lograr gran calidad. Tendremos unos vinos geniales con niveles de alcohol moderado”.

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