Blancos y rosados, sorbos de verano

A pesar que se consumen durante todo el año, los blancos y rosé se convierten en vinos necesarios durante el verano, más hoy que sus estilos son un verdadero bálsamo para le paladar cuando el calo aprieta.

Alejandro Iglesias

8 de diciembre de 2017

Notas:

El entusiasmo que los vinos blancos y rosados levantaron entre los enófilos locales durante 2017 no tiene antecedentes. De algún modo redescubrimos estos vinos de la mano de nuevos estilos y colores que invitan a llenar la copa cualquier día en que la temperatura se eleva de la media y ni hablar se hablamos de una agobiante jornada estival. Incluso nos permitimos agregar a la copas desde hiervas y frutas hasta hielo con tal de refrescar el paladar. Finalmente el modo de consumirlos se descontracturó y esto augura un mayor éxito del que venían logrando. Hoy al igual que en Europa, los argentinos asumimos a los rosados como opciones ideales y a la altura de los grandes vinos mientras que con los blancos nos animamos a romper varias reglas. ¿Pero a que se deben estos cambios de hábitos?

 

El boom rosé. aunque parezca redundante, algo que se debe destacar de estos vinos en la actualidad, es su color. Mientras que las versiones de vinos rosados de años atrás ofrecían un tono rojizo leve, hoy esta botellas llegan al mercado ostentando sutiles tonos coral, salmón y piel de cebolla, un atributo más ligado a la Provence, en Francia, que a los terruños cuyanos. La clave está en que a diferencia de otras épocas en las que estos vinos se elaboraban a partir de sangrías del mosto previas a la fermentación de los tintos, actualmente se elaboran desde el viñedo, es decir, se trabaja todo el año para que ciertas plantas brinden frutos exclusivos para rosados. En materia de varietales, al igual que siempre los hay de Malbec, Pinto Noir y hasta Cabernet Franc pero nace de uvas que son cosechadas de manera temprana y las maceraciones a diferencia de otros tiempos son muy cortas y a baja temperatura de modo que se aseguran tinos muy delicados. Por ejemplo, Carmela Benegas Cabernet Franc Rosé solía ser un rosado de perfil rojizo mientras que en su última cosecha se los aprecia realmente rosé y mucho más expresivo, al igual que Hey Rosé, Alta Vista Rosé y El Guardado Chic Rosé, todos elaborados con Malbec.

 

 

Blancos pileteros. Si bien desde hace unos años el mundo del vino asumió un lenguaje sofisticado y elegante, hoy la búsqueda de estilo cada vez más amables y fáciles de beber permite implica la utilización de términos otrora evitables. Es decir, cinco años atrás nadie hubiese osado a emparentar un copón de vino y un chapuzón en la piscina mientras que hoy esta imagen ayuda a explicar cuan refrescante puede ser el vino del que hablamos. Así las cosas los vinos blancos se convirtieron en adalides de la “refrescancia” y en especial los elaborados con cepas que proponen sabores cada día más tensos y etéreos como sucede con The Apple Pinot Gris, vino que elabora Matías Riccitelli con uvas del Valle de Uco que le aportan un leve matiz floral a la copa y acidez elevada. En materia de Torrontés sucede similar, alejados de los vinos invasivos y chillones de hace unos años, hoy la cepa blanca argentina asegura sorbos refrescantes y vivaces como sucede con Piattelli Reserve Torrontés o con El Guardado Chic Chardonnay Torrontés, ambos provenientes de climas cálidos pero que pregonan la frescura como atributo principal, plan que también cumple Urban Uco Sauvignon Blanc con su acidez tensa y cuerpo ligero.

 

Chardonnay reload. La cepa reina entre las blancas nunca estuvo mejor representada en nuestro país como en los últimos años. el principal motivo de esto es la evolución que muchos enólogos emprendieron hacia un estilo más austero y refrescante, alejado cada vez más del roble. Si bien muchos de los exponentes más sofisticados y elegantes son fermentados en barrica, la crianza se busca en toneles, cubas o recipientes de concreto con la intención de dar protagonismo a la tipicidad y al origen en lugar de a la enología. Otro de los grandes cambios también es el origen y los tiempos de cosecha. Viñedos de mayor altura emplazados en climas frescos y vendimias tempranas ayudan a la expresión vibrante y primaria con buen caudal de frutos blancos, cítricos y flores frescas. Un hecho interesante detrás de estos estilos es que no solo lo profesan un numero reducido de productores sino que cada vez son más los que asumen que en nuestro país el Chardonnay tiene potencial siempre que se lo exprese jovial. Entre los ejemplos para aprovechar se destacan Sophenia Chardonnay y Clara Benegas Chardonnay, ambos elaborados con uvas de Tupungato, Valle de Uco. Mientras que desde la Patagonia, Saurus Select ofrece un punto intermedio con una crianza muy bien integrada al vino que sirve de contrapunto a una frescura elevada. Y entre las novedades en materia de Chardonnay vale destacar el último lanzamiento de Las Perdices, el primer chardo en bag in box del país . Con una capacidad de 3 litros, este novedoso envase es elaborado con un material especial que aísla al vino del contacto con el oxigeno y asegura la sanidad del vino por tres semanas a partir del momento en que se lo comienza a utilizar. Una alternativa ideal para tener en la heladera durante el verano y asegurarse una copa fría de Chardonnay en cualquier momento.

 

 

 

 

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